La manteca de karité, tal y como indica su nombre, se extrae del árbol del karité, el cual crece en algunos países de África como son Burkina Faso, Costa de Marfil, Malí y Sudán. El mencionado árbol da unos frutos parecidos a las nueces, dentro de dichos frutos se esconden unas almendras blancas, de las que tras su triturado y ebullición, se obtiene la manteca de karité, una sustancia comestible y utilizada en la cocina local. No solo tiene una textura rica; también es una rica fuente de antioxidantes, así como ácidos grasos que reponen la piel (esteárico y linoleico). Es un ingrediente muy valioso para mejorar la piel seca.
La manteca de karité es una de las sustancias naturales más utilizadas en el mundo de la cosmética y no es de extrañar debido a sus magníficas propiedades para la piel, el cabello e, incluso, las uñas.
Beneficios de la manteca de Karité
La manteca de karité tiene un gran poder de hidratación mejorando notablemente la elasticidad y suavidad de la piel, aportándole flexibilidad. La manteca karité restaura la hidratación y evita que la epidermis se seque, reduciendo las líneas de expresión y las arrugas.
Tiene propiedades antiinflamatorias, por lo que ayuda a reducir picores e irritaciones de la piel y calma la piel.
También destaca por su poder antioxidante, al contener vitaminas A y E, protegiendo las células de la piel de los radicales libres que pueden provocar envejecimiento prematuro.
Ayuda a minimizar la aparición de estrías y mejora las cicatrices.
Protege la piel de los rayos solares, aunque no funciona sola, y también del frío.
Como tratamiento reparador de noche para el pelo, aplicado en las puntas.
Como mascarilla intensa prelavado en el pelo. Es más, no solo hidrata el pelo y calma el cuero cabelludo, sino que también aporta volumen.
Como prebase nutritiva antes de maquillarse los labios.
Usos en cosmética
La manteca de karité se utiliza como ingrediente en un gran número de productos para el cuidado facial (cremas hidratantes, bálsamos labiales), corporal (cremas de manos, cremas corporales, cremas antiestrías, jabones y geles) y capilar (champús, mascarillas y suavizantes).
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